domingo, 28 de noviembre de 2010

04. Intencionalidad y descripción formal:

En esta nueva entrada hablaremos de las características formales del edificio, así como de la intención que –suponemos- llevó a Adriano a construirlo.

Cómo ya hemos mencionado antes, su nombre se remonta al s. VI y viene dado por un supuesto “milagro” que acaeció durante la epidemia de peste en 590 (cuando el arcángel San Miguel se apareció en la cúspide de la construcción). En honor a este hecho, se bautizó la construcción con el nombre de Castel Sant’Angelo ("El castillo del ángel") y se levantó la estatua del arcángel Miguel -con sus atributos como mano armada de Dios-.

Como sabemos, la obra fue ideada para ser una copia del mausoleo de Augusto pero ¿con qué motivo?

Diferentes autores piensan que, con la construcción de un mausoleo gemelo al de Augusto, Adriano pretendía por una parte declarar inamovible la posición que ocupaba en la tradición, y al tiempo hacer presente su anhelo de continuar el sistema imperialista.

Es decir, que a parte de la intención de pasar a la posteridad, con esta construcción también pretendía crear una clara asociación entre él y los príncipes  (especialmente con Augusto). De este modo, aunque Adriano no perteneciese a su misma dinastía, afirmaba que compartía la misma concepción imperialista. También se dice que mantener viva la tradición y demostrarlo implícitamente, era la única forma de conseguir la reafirmación de su propia fama[1].


La tumba original, revestida de mármol, se elevaba en seis niveles. Describiendo el edificio de forma ascendente, lo primero que nos encontramos es con un gran recinto rectangular construido en ladrillo y antiguamente revestido de adornos de mármol, que sirve de base para el tambor del monumento fúnebre.

Sobre el tambor se depositó un montículo de tierra, sembrado de árboles y que estaba completamente rodeado de estatuas de mármol. Sobre él, a su vez, se elevaba una construcción central de escaso diámetro y, encima de ésta, una cuadriga de bronce con la estatua de Adriano.

Descrito así, se presupone que su altura debió de alcanzar los 60m y su diámetro llegó a los 64m.

Esta podría ser una imagen reconstructiva:



A la gran cámara funeraria, de disposición cuadrada, se llegaba subiendo por una amplia rampa helicoidal. En ella reposaron los restos en nichos: las cenizas de los emperadores junto con los bustos de los príncipes, de los cuales aun se conserva una cabeza de Adriano y otra de su sucesor Antonio Pío.

Tanto su interior como su exterior eran riquísimos en mármoles y estatuas.


Bibliografía:
  • De Albentiis E. "El arte romano desde Trajano hasta la Tetrarquía" en: AAVV. Roma: arte y arquitectura, Eslovenia, Ed. Könemann (2000) pp120-121.
  • GARCÍA BELLIDO A., "La arquitectura de época augusta"en: AAVV. Enciclopedia clásica, vol. I Arte romano, Madrid, Ed.CSIC (1955). p 177.



[1] De: Albentiis E. "El arte romano desde Trajano hasta la Tretarquía" en VVAA Roma: arte y arquitectura. Eslovenia Ed. Könemann, 2000. pp120-121.

lunes, 15 de noviembre de 2010

03. Biografía del emperador Adriano




El emperador Adriano tuvo un período imperial englobado entre el 117 d.C. al 138 d.C. Su nombre se relaciona con su fascinación por Grecia y que le sirvió de modelo para gobernar su imperio.

La mayoría de fuentes bibliográficas afirman que nació en Itálica, que actualmente se encontraría en las orillas del río Guadalquivir, ya que su familia se había asentado allí durante tres siglos. Algunos autores discrepan sobre este hecho y llegan a afirmar que nació en Roma o en la Itálica Bética, pero actualmente la teoría que se defiende es la primera localización que hemos puntualizado.

Su formación durante varios años en el ejército del emperador Trajano, hizo que su actitud comenzara a ser notable y en el año 100 se convirtió en cuestor e ingresó en el Senado.

Ya siendo emperador, puso fin a la política expansiva de Trajano porque el imperio que éste dejó se encontraba en una situación frágil tanto por agitaciones internas, amenazas exteriores como por crisis financieras. Optó por una actitud defensiva y reforzó las fronteras de su imperio, en la zona Norte dejando de lado el Este con la construcción del "Limes" en Germanía y el "Muro de Adriano" en Britania en el 122 d.C.

El único enfrentamiento bélico al cual se hubo de enfrentar a los insurgentes de la Ciudad de Barkobebas en Jerusalén en el año 130, que al final gracias a su sometimiento fue una nueva colonia romana.

Podemos recalcar de su figura que tuvo una política de conciliación e integración frente al Senado como su antecesor, Trajano. Viajó por todas las provincias para hacerse una imagen de la situación para saber como afrontarla y buscarle soluciones. Por este motivo podemos decir que mantuvo una actitud viajera, pero que tuvo largas estancias en las colonias romanas que pertenecían a las provincias de Grecia. De ahí que todos los autores se refieran a él como un hombre con mucha cultura y que también fue muy apreciado literariamente.

Adriano en el poder creó un magnífico repertorio de manifestaciones artísticas de las cuáles las principales son: El Panteón romano, que lo hizo construir queriendo honrar a todas las deidades del Olimpo (recordamos la admiración que esta figura tenía por la cultura helenística); el Templo de Venus y Roma, dedicado a estas dos figuras divinas; La Villa Adriana en la ciudad de Tívoli, que se conforma de todo lo que el recogió mentalmente en sus viajes y que plasmó en forma arquitectónica y que fue su residencia principal y su última obra fue el Mausoleo de Adriano, del que nos ocupamos y veremos en el próximo apartado de este blog.

Un aspecto que se puede destacar de él es que nunca adoptó una figura de autócrata insolente en su posición como emperador.

Murió en Baia, cerca de Nápoles el 138 d.C.

Bibliografía:

  • DE ALBENTIIS E. (2000), "El arte romano desde Trajano hasta la Tetrarquía" en: AAVV. Roma: arte y arquitectura, Eslovenia, Editorial Könemann, capítulo "La antigüedad".
  • GARCÍA BELLIDO A. (1972), "La época de Hadrianus (117-138)" en: AAVV. Arte romano, Madrid, Editorial Notablemente Acrecida, volumen I, Enciclopedia clásica.
  • MARÍA BLÁZQUEZ J. (2008), Adriano, Barcelona, Editorial Ariel.